Mi sitio de escritura hoy, es mi nuevo salón, el salón recién estrenado de mi casa.
En este momento, mi novio cocina bailando al ritmo de Jonathan Richman y Mipa me hace su bajada de pestañas especial, su mejor táctica para conseguir algo de comida distinta a sus secas croquetas de perro de ciudad. Mientras, yo observo a mi alrededor.
El salón-cocina es un espacio amplio, altos techos y una luz muy agradable en la noche, enfatizada por el color blanco roto de las paredes, una tonalidad muy hogareña,al menos para mi.
La cocina está encuadrada en la pared opuesta a la de la puerta de entrada y de la única ventana de esta sala, así durante el día es un pelín tristona por oscura, pero a veces abrimos la puerta de la calle, a modo de costumbre de pueblo y la estancia se transforma llenandose de este sol tan andaluz.
La cocina es de madera, metal y encimeras de mármol, con una de esas campanas en forma de chimenea de moda últimamente. En un lateral está la gran escalera de caracol, por donde ascender hacia el resto de la casa. La escalera es una presencia importante en este salón, nos habla de la existencia de otras salas y espacios posibles.
Me sitúo justo en frente de la cocina en la mesa de pino del comedor que comparto con mis otros miles de papeles, el portátil y algo de comida.
A un lateral está la perrita sobre su cama, su posesión más apreciada cuando llega el frío. Viene una y otra vez, a reclamar mi atención y mis caricias.
Al otro, justo a mi derecha, se encuentra el ricón de la música donde sobre un mueble de cristal tienen cabida el equipo y mi antiguo tocadiscos pioneer, junto a Lps que hemos ido encontrado en nuestro devenir vital.
En mi espalda, el resto del salón, muy desordenado por cierto, reflejo exacto de la vida un tanto ajetreada de los habitantes de la casa.
Elvis, me inspira para organizar el nuevo escrito, donde el ganar una herencia es el pretexto para dejarnos llevar, entonces transformaré mi salón en un amplio loft con vistas, o en un barco en alta mar, quien sabe.
A final la escritura es como la vida, puro cambio, ya sea real o imginario.
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