El precio del trigo ha vuelto a
bajar. Y el del pollo. Y el de la leche. Ya no cubro gastos. Pero voy al
supermercado y está la harina por las nubes. Hay que acabar con esto. Malditos
empresarios de la intermediación. ¿Y los distribuidores? Les quemaría sus
hipermercados después de vaciar sus máquinas registradoras. Dejaría sólo las
monedas de céntimo, que molestan mucho. O mejor, las fundiría y las vendería en
una chatarrería ahora que el cobre cotiza alto gracias a los ciudadanos de
Rumanía.
Hay que hacer
algo. Es necesario concienciar a mis colegas, a los consumidores y a los
animales. Para animar a los agricultores pediré una reunión de la asociación
local y hablaré sin tapujos. Seguro que entenderán que esta situación es mala
para todos. Convencidos todos, habrá que convencer a los mandamases de la
patronal. ¿A los mandamases de la patronal? ¡Pero si ninguno sabe lo que es un
terrón! ¡Pero si están subsidiados por el Estado! No, aquí no hay nada que
rascar. Mejor será que me olvide de ello.
Será mejor
convencer a los animales, a estos animales. Que no den tanta leche. Que no
engorden tanto. ¿A los animales? Con los animales no hay nada que hacer; son
conscientes de su destino y no tienen sentido de la dignidad. Les da igual el
precio al que sean vendidos.
Empecemos
mejor por explicar la solución a los ciudadanos y que ellos decidan. ¿Cómo
llegar a ellos? No es posible cambiar el estado de cosas sin cambiar las
conciencias. ¿Escribo un libro? ¡Bah! ¿Quién iría a leerlo? Me haré un perfil
en Twitter. No, imposible. Hasta que otros usuarios me conozcan, me sigan y
propaguen mis mensajes pasará demasiado tiempo.
Sí, a los ciudadanos habrá que llegar a través de la prensa. No hay otra
solución, ni otra forma de aproximarles a la injusticia.¿A través de la prensa?
Imposible. ¿Cómo convencerlos de que publiquen noticias que vayan en contra de
sus anunciantes? ¿Cómo conseguir que medios de orientaciones ideológicas
opuestas se pongan al servicio de la realidad y no den interpretaciones distintas
de este hecho innegable? Bastará con que uno diga blanco para que el contrario
diga negro ¿Cómo conseguir, al menos, que los periodistas entiendan lo que es
un agricultor, un intermediario y un distribuidor? Eso sí que es imposible,
decididamente imposible. ¡Si tienen la cabeza hueca y la mano adiestrada! No se
puede contar con la prensa.
No valen los libros, ni Twitter, ni la prensa. No hay forma de llegar a
los ciudadanos. Qué más da. Total, no distinguen el sabor de un tomate del de
un calabacín. En realidad, no son sino una masa desinformada y endeble.
Y, ¿entonces? Entonces mejor
quedarse quieta, vender la granja, asar los pollos y congelarlos, convertir la
leche en queso y meterlo en aceite, regalar las vacas a quien pueda darles de
comer y hacerse dirigente. Tendré que pasar por imbécil y besar a ancianas y
niños, pero viviré bien...
No hay comentarios:
Publicar un comentario