"Soy la destrucción injustificada de una puerta de madera por las patadas de un niño de tres años, la búsqueda de la emoción de clavarse unas tijeras en las propias manos. Soy el coño de Alicia, el yonki de mi barrio en los baños de aquel colegio de primaria. Soy la primera calada a un cigarro tirado en el suelo, con rastros de carmín. Mitad Eduardo, mitad Alberto. El gazpacho de las aburridas mañanas de verano.
Soy la saliva del primer beso, los labios de María. Soy el cantante de aquel concierto en donde me ignoraba, como un móvil sin saldo que solo contesta a tus llamadas.
Soy una calle vacía, como el borracho de la esquina un domingo por la tarde.
Soy el veneno de un cachorro inofensivo que daña sin darse cuenta.
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