Creo en la locura, poderosa atrevida de experiencias y safaris sin fin.
Creo en la mano amiga, cuidadora de emociones, sanadora de desengaños y compañera de viajes.
Creo en la madre abnegada, la que sacrifica y sufre por lo que conoce.
Creo en el perdón como indulgente del corazón propio.
Creo que el que nada sabe y poco desconoce.
Creo en los valientes e irreverentes, inconformistas y deslenguados.
Creo en los animales.
En la bondad altruista y zalamera.
Creo en lo posible y lo imposible.
En el fuerte y al mismo tiempo delicado.
Creo en el débil confeso.
En el compañero garante del éxito.
Creo en el amor comprometido y caprichoso.
Creo en mí. En mi familia que me mira por dentro.
En la hermandad heredada y comprometida.
En los ojos de un anciano. En la mirada de un niño.
En el capricho del destino. La involuntariedad de la razón.
Creo en que todo se logra y no poco se consigue.
Creo en el despropósito, la equivocación y la indulgencia.
Creo en amaneceres más dulces con compañía.
Creo en el buen hacer y las palabras adecuadas.
Creo en el error. En el ser humano. En un mundo distinto y mejor.
Creo en la razón. En la vehemencia.
En la educación como cimiento de lo bello.
En la sin razón del luchador.
Creo en el éxito de la bondad, y el castigo del terror.
Creo en que lo bueno no es finito y el dolor elige víctima sin razón.
Creo en que todo es posible si se cree.
Yo Creo, que Creo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario