Me acabo de encontrar con la más reciente ponencia de Elizabeth Gilbert en los famosos congresos TED. Hace algún tiempo compartí en este blog aquella conferencia breve en la que la autora del bestseller Come, reza, ama, habló sobre la cualidad elusiva que tiene el genio creativo. La más nueva de sus aportaciones en TED sigue teniendo relación con la creatividad, y expone una idea estupenda sobre la posibilidad de sobrevivir al fracaso, o al éxito (pues también se puede sucumbir ante él, por paradójico que suene).
Todos sabemos ya quién es Elizabeth Gilbert y probablemente hayamos ido al cine a ver la adaptación de su novela más popular, protagonizada por Julia Roberts. No es de extrañar, entonces, que habiendo conseguido tanto éxito en su carrera profesional con la novela Come, reza, ama, que Gilbert se haya sentido abrumada y al borde de sucumbir ante la abrumadora presión del éxito, que explica, ha condicionado su manera de enfrentarse a la escritura enfundándole el miedo de no volver a escribir un libro tan exitoso como la citada novela. Ella, que tiene un sentido del humor bastante agradable, por irónico, explica que las tenía todas de perder, fuera como fuera, pues al obtener tanto éxito con la novela, había muchísimas personas que la admiraban y apoyaban su trabajo, tantas como personas que la odiaban y deseaban que no volviera a escribir. Si escribía un libro que no fuera tan bueno como la novela Come, reza, ama, decepcionaría a toda la gente que la admiraba, y si escribía un libro cualquiera, aunque no fuera tan bueno, decepcionaría a toda la gente que la odia porque les recordaría que sigue viva y escribiendo libros.
Esta circunstancia mantuvo a la autora sumida en una especie de letargo creativo en el que fue minando su confianza y durante el cual no consiguió nada más que rechazos editoriales. Sí, ella, que es una de las autores más vendidas de los últimos años. Todo ello la llevó a plantear la siguiente idea (lo que a mí me hace pensar en el valor de esos momentos de la vida que no son necesariamente simpáticos, pero de los que se aprende mucho): “tu casa es eso que amas más de lo que te amas a ti mismo.”
Desarrollo: con el paso de los años, posteriores a la publicación de su exitosa novela, Gilbert recorrió largos caminos en direcciones contrarias, primero hacia el éxito, luego hacia el fracaso. Destinos a los que las personas llegamos tarde o temprano, sitios que siempre nos hacen salir de casa (es decir, dejar ese espacio en el que hacemos lo que más amamos). La casa es para Gilbert ese espacio personal y metafórico en el que las personas se atreven a dedicarse a lo que verdaderamente les gusta y apasiona, en su caso, como probablemente sea en el tuyo, se trata de la escritura. Así, Gilbert se alejó de casa para llegar al éxito o al fracaso. Algo que hacemos todos, en realidad. Y no hace falta ser un autor súper ventas para entender la idea que plantea la escritora. Todos hemos recorrido esas sendas y alcanzado el éxito y el fracaso. Y lo más probable es que hayamos fracasado muchas más veces de las que hemos tenido éxito. La vida es así, un cúmulo considerable de fracasos que, tarde o temprano, nos llevan al éxito.
Pues bien, el planteamiento de Gilbert se completa cuando dice que es posible superar el éxito o el fracaso, es decir, que es posible sobrevivir a cualquiera de dichas circunstancias cuando alguna de éstas se convierte en un obstáculo que nos impide seguir adelante, en la medida en que consigas volver a casa. Si tu casa es la escritura, como en su caso, para que el éxito o el fracaso (sobre todo éste último, que puede ser más perjudicial) no se conviertan en un obstáculo para que sigas creciendo y desarrollándote, bastará con que vuelvas a casa y te refugies en ella un tiempo, fomentando tu talento.
Fuera de casa, explica la autora, siempre estaremos expuestos a tormentas, vientos huracanados, relámpagos, o agradables días de sol y viento suave. Como sea, estaremos expuestos. Sólo en casa estamos a salvo y no podrá afectarnos igual el clima del exterior. Si no olvidamos nunca dónde está nuestra casa, podremos volver a ella, sin importar dónde estemos. Por supuesto, no conseguiremos nada quedándonos en casa, hay que salir y explorar la vida, el mundo. En el proceso nos acercaremos hacia el éxito o el fracaso, indistintamente. Y si no olvidamos cuál es nuestro hogar, a dónde podemos volver en caso necesario, tendremos la certeza de que sobreviviremos y podremos seguir siendo creativos en el fomento de nuestros talentos, teniendo la sensata madurez de reconocer que no todo lo que hagamos será exitoso, ni tampoco todo lo que hagamos será un rotundo fracaso. Algunos de nuestros escritos serán mejores, otros peores, pero si sabes cuál es tu pasión y amas esa pasión más de lo que te amas a ti mismo, tienes asegurada la supervivencia en tu campo y yo diría que también tienes más posibilidades de alcanzar el éxito con más frecuencia.
Israel Pintor.
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