Conocí personalmente a Carlos Pardo por error la noche en que Juan Gómez Bárcena, narrador entrevistado en la Sesión 1 de este programa, se reuniera con algunas amistades de Sevilla para celebrar la presentación de su más reciente novela. Los congregados ocupábamos un par de mesas en la terraza de uno de los tantos bares de esta capital andaluza, entre sorbo y sorbo de pronto caí en la cuenta de que ese Carlos al que había estado escuchando conversar con grandilocuencia, no era otro que el mismo Pardo, con quien tenía una deuda literaria. Han de saber, amigos lectores, que este programa empieza a convertirse en el ajuste de cuentas que tengo con la lectura de autores a los que, por falta de tiempo, he postergado atender. Pues bien, después de una copiosa cena, unas cuantas cervezas y algún cambio estratégico de local que sedujo a la mayoría a mantener al alza el consumo de alcohol, decidí marcharme no sin antes concluir que mi encuentro con Carlos Pardo esa noche, figura que sin lugar a dudas se llevó la atención de la concurrencia, más que una casualidad inesperada, fue una de esas esquinas del destino que te recuerdan cuánto la estás cagando al postergar lo inevitable. Al llegar a casa y meterme a la cama comencé a leer Vida de Pablo, su primera novela.
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