Esta vez paso por el blog del TEC, después de un tiempo en que lo he tenido un poquito descuidado, para compartir un acontecimiento que merece la pena contar. Hace unos meses me reuní en un bar de Sevilla con Raimundo Lion, alumno recurrente de este taller, con la finalidad de que me pasara una copia de la novela en que ha estado trabajando desde hace algunos años. Quería que le diera mi opinión sobre el texto con miras a una corrección.
Conozco a Raimundo desde hace ya por lo menos año y medio y desde entonces he sabido que se trata de un hombre talentoso; pude comprobar esa intuición muy pronto, los textos que llevaba a las clases del taller eran siempre buenos y divertidos, salvando esos detallitos en los que metemos la pata de vez en cuando todos los que nos dedicamos a la narrativa y en general a la literatura, los textos de Lion llamaron mi atención al principio de conocerlo porque estaban bien escritos y lucían un gran sentido del humor, de esos finos y no demasiado extravagantes.
Pues bien, hace unos meses me dejó El Sol en Callao, la novela que escribió con dedicación y entrega. Me la bebí en unos cuantos días. Poco más de 250 páginas que se me han ido tan pronto como empecé a leer.
La historia de Lion va de un chaval, Marcelo, lector empedernido y podría decirse que sufridor por naturaleza o afición. Marcelo es una de esas personas que, como yo, se come mucho la cabeza. Está enamorado de Mar, una chica del insti que lo tiene loco.
Marcelo y Mar salen con sus amigos de viaje de fin de curso. La novela es el estira y afloja entre estos dos personajes durante la semana que dura el viaje.
Aunque Marcelo es el prota, en esta novela destaca mucho Mar porque tiene una filosofía de la vida y del amor que entra en conflicto con la visión que Marcelo tiene ante los mismos temas. Mar y Marcelo, en esta novela, configuran al alter ego del autor. Cosa curiosa.
Destaco del ejercicio narrativo de Lion la profundidad psicológica con que ha construido y representado a los personajes. Así como su prosa fluida, bien nutrida de vocabulario, algo que no se pelea con el lenguaje coloquial que usan los personajes: al fin adolescentes.
Pues eso, que esta novela tiene futuro y estoy seguro de que verá la luz con mucho éxito. Se los cuento para que no le pierdan la pista a este autor sevillano que, con todo orgullo lo digo, ha compartido conmigo tertulias gloriosas dentro del Taller de Escritura Creativa.
Ahora los dejo porque en breve me voy a Ciudad de México, donde pasaré el verano por varios motivos: entre los cuales destaca que terminaré la novela que actualmente estoy escribiendo y que daré clases de escritura creativa, por primera vez, ante un grupo de compatriotas.
Aprovecho para enviar un saludo a todos los seguidores de este blog desde el aeropuerto de Barajas en Madrid, donde me encuentro ahora mismo escribiendo este post en espera de que llegue la hora de partir. Les deseo a todos un verano estupendo. No dejen de pasarse por nuestra página en Facebook para compartir sus recomendaciones de lectura.
Vuelvo a Sevilla para empezar la temporada otoño-invierno. Nos vemos entonces. ¡Abur!