Google+ Taller de Escritura Creativa de Israel Pintor en España: diciembre 2013

Celebramos juntos la pasión por la literatura

Tuve el placer de reunirme con algunas de las personas que han formado parte del Taller de Escritura Creativa para celebrar. Celebrar varias cosas: la llegada de la Navidad, los poco más de tres años de vida de este espacio conformado por apasionados de la literatura, pero sobre todo para celebrar los vínculos de amistad y fraternidad que se han ido estableciendo con el paso del tiempo.
Las personas que están suscritas al boletín de noticias recibieron, a principios o mediados de noviembre una invitación para comer y conversar. Recibí la respuesta de mucha gente, toda entusiasta. Desde aquí agradezco a los que enviaron felicitaciones y aprecio a través de los diversos medios de contacto y que desafortunadamente no pudieron acompañarnos. A quienes sí tuvimos la posibilidad de compartir esa maravillosa tarde del 19 de diciembre envío otro agradecimiento y un abrazo apretado y cálido (que no viene mal con el frío que atormenta ahora a Sevilla). Como lo prometí, aquí está la foto de recuerdo. Perdonar, por favor, la mala calidad de la imagen, así como la demora para publicarla. Que nos sirva a todos para conservar en la memoria una tarde espléndida de manjares italianos, historias varias y amor por la literatura.
De derecha a izquierda: Amanda Panella (escribe actualmente un drama amoroso que pinta para convertirse en novela corta); Cynthia (compañera guatemalteca que se encuentra de visita y decidió sumarse a la celebración, amiga de Raimundo Lión); Arturo Muñoz (quien casi concluye una novela titulada La casa del acantilado que narra las desventuras amorosas de una mujer "ingenua" de principios del siglo XIX); Manuel Martínez (columnista en un diario local de Carmona que escribe un libro de relatos unidos por el personaje protagonista: un tal Gumersindo que tiene mucha guasa); al fondo Margarita Ramírez (escribe un sensible relato intimista, de esos que enchinan el pellejo porque nos hacen reflexionar sobre la vida y la muerte); Agustín López Raya (un hombre-novela que ha demostrado en muy poco tiempo tener madera de narrador, madera de la buena, que escribe actualmente una historia autobiográfica que desarmará a más de un lector); Estela (una seguidora entusiasta que probablemente se nos una la temporada siguiente y quien amable se acercó a conocernos); un servidor, de quien no hace falta decir nada y finalmente Raimundo Lión (a quien mencioné antes sin decir que actualmente es alumno del curso intermedio dedicado a la práctica de los diferentes tipos de narrador, apasionado lector, atento alumno, autor atractivo que ha publicado en este blog textos francamente seductores y quien además nos agasajará próximamente, igual en este blog,  con un texto sobre su experiencia en el TEC). A todos: gracias por compartir conmigo una tarde atípica de lluvia en la Sevilla que recibe ya el año 2014.
Israel Pintor

Diciembre, 2013

Cena de fin de curso: grupo iniciación

El martes pasado cerramos el curso de iniciación con una cenita estupenda. Nos hicimos algunos regalos y dejamos que la tertulia se extendiera unas horas más, acompañados por unas buenas copas de vino y mucho entusiasmo. Ha sido un ciclo renovador, intenso. Los textos que han conseguido producir los alumnos de este curso han sido francamente interesantes. Algunos de ellos ya pueden leerse en este blog. 
Envío un abrazo caluroso a Javi Rubio, Gloria Huertas, Blanca Izquierdo, Bego Guerrero y Sete, integrantes del curso de iniciación de la temporada otoño-invierno 2013. 
Permanecer atentos a este blog porque estos autores podrían sorprendernos con nuevas creaciones la temporada siguiente. 
Y ahora: ¡las fotos!

Bego cocinó una empanada deliciosa con el nombre TEC como decoración. ¡Una pasada!

Era de jamón... Un manjar.
Y claro, la presume gustosa junto a Sete.

Y de pronto se me ocurre hacerle fotos individuales a todo el mundo...

Blanca Izquierdo, alias La Perra de Paulov.

Gloria Huertas en plan reflexivo.

Gloria Huertas muerta de la risa porque le salió fatal el plan reflexivo.

Sete con ojitos de ternura.

Una cámara produce siempre el efecto ataque de risa.

Aquí faltó Javi Rubio, que se empeñó en jamás dejarse fotografiar.

Comimos de todo, hasta reventar.

Nos hicimos regalos y añadimos notas bastante literarias: no podía ser de otro modo.

Javi Rubio en plan fotos never and ever, amén.

La ronda de regalos se prolongó un rato alegre.

Me tocó recibir el kit para escritores:  foulard y la taza venían acompañados de una libreta.
Por supuesto, no faltó el manual de instrucciones. Muy divertido.

Como puede comprobarse, había pura Coca-Cola para beber.

Hasta Dora la exploradora hizo presencia.

Marisol Herrera, ex alumna publica Recuentos

Hoy, en punto de las 19 hrs. acudí al Palacio de los marqueses de la Algaba, espacio mítico de la cultura sevillana ubicado a las espaldas del famoso mercado de la calle Feria, por invitación de los señores Herrera y Rodríguez, padres de la recién finada y muy querida ex alumna del TEC: Marisol Herrera. 
Hace mucho no me emocionaba tanto en la presentación de un libro. Entre amigos y familiares celebramos la pasión literaria de una escritora de oficio que, durante su última etapa de vida creativa acudió religiosamente a las clases del sencillo Taller de Escritrua Creativa que tengo a bien coordinar. 
Recuentos, el libro de cuentos y microrelatos que escribió Marisol, con prólogo de José María Rodríguez Chei, preámbulo del escritor Jaime Passollas Jáuregui y epílogo de José Luis García Prieto es una compilación de su prosa más destacada.
Marisol y yo trabajamos juntos, primero en los cursos de iniciación y posteriormente de manera particular a través del coaching literario durante aproximadamente año y medio. En ese tiempo Marisol y yo tuvimos la oportunidad de forjar una bonita amistad. Fui testigo de sus progresos, de su entrañable sentido del humor (a veces irónico y otras sarcástico) y de la fortaleza inquebrantable que le dibujaba siempre una sonrisa en los labios. 
Parte de Recuentos fue revisada, corregida y reescrita mientras Marisol y yo trabajamos juntos con el objetivo de materializar el manuscrito, me refiero sobre todo a los cuentos, a los cuales dedicamos especial atención. 
Me siento francamente contento por la publicación de Recuentos, un libro que hoy forma ya parte de mi biblioteca particular y el que con gusto recomiendo leer a través de este blog. Los cuentos de la autora son divertidos, misteriosos, inquietantes, de ese tipo de textos que te invitan a la reflexión. 
Este libro representa, además, la realización de un sueño que compartimos todos los que formamos parte del TEC: ver un día convertido en libro nuestra vocación y pasión literaria. Hoy Marisol Herrera hizo realidad ese sueño. ¡Salud! Por el cuento, por la autora, por la publicación y por el placer de compartir con ustedes el éxito de uno de los alumnos que han dejado huella en este taller.
Por cierto: Recuentos está ya a la venta en librerías. Si les interesa conseguirlo pronto mejor acudir a la librería El gusanito lector (c/Feria, 110), allí seguro lo encuentran.

Israel Pintor

Hubo lleno total, no cabía un alma.

Portada
Contraportada

La vida de la señora Valhondo, por Bego Gerrero

Nunca he pretendido regalar sabios o necios consejos a ningún alma que no los requiriera, bien a través de las palabras, bien haciendo hablar una mirada; que muchas son las ocasiones en las que el corazón se sirve de una delatora caída de ojos si tiene necesidad de hacerse escuchar. Pero hoy, querida Sofía, hoy voy a obsequiarte con un regalo que no has pedido y si así hubiera sido, disculpa entonces mis años que, a la fuerza, pierden reflejos por más atención que quiera poner a la felicidad de mi única y adorada nieta.

Muchas veces me has oído, no sé si escuchado, predicar mis creencias que, si bien no son abundantes en número, si lo son en peso para el alma. Me has oído, Sofía, tantas veces alabar la bondad del que humilde, aunque rico en monedas, no olvida y más aun, se enorgullece de un pasado privado de todo aquello que no fuera la más absoluta pobreza. Y sabes, Sofía, bien sabes que aunque ahora repose este cuerpo ajado sobre sábanas delicadas bordadas en seda, hubo un tiempo en el que mis frágiles huesos de niña, se tumbaban cada noche sobre el austero lecho que me proporcionaba la caridad de las hermanas carmelitas.
Pero como a ti, Sofía, como a ti la Naturaleza me otorgó el don de la belleza y como a ti, Sofía, como a ti me hizo mujer de amplias entendederas y buen corazón. Y fue gracias a ello que la Madre Ángeles me entregó su plena confianza, me permitió leer y formarme a través de la Ascética de Fray Luis, de la Mística de Santa Teresa y luego miraba hacia otro lado cuando veía que eran María de Zayas o el joven Galdós los que me acompañaban a la cama.
Es a ella, Sofía, a ella a quien debo el haberme enseñado a planchar trajes y camisas, a bordar sedas y a remendar zurcidos. El haberse pasado horas haciéndome oler las especias para nunca equivocarme a la hora de engrandecer un guiso. El haberme hablado siempre en el mismo tono de voz suave y respetuoso, utilizando la palabra adecuada y obviando las blasfemias que salieran por mi boca si alguna hermana había descubierto y quemado mis libros prohibidos. Ella me enseñó a ser persona y después, a ser una persona que pudiera hacer algo en el Mundo.
Y fue ella, Sofía, fue ella la que me acompañó de la mano a casa de la Señora Nerias, la casa en la que entré a realizar las tareas del hogar al son de las más bellas sonatas que construían los dedos de Jesús, el pequeño de los hijos de la Señora de la casa. Pasaron tres años hasta que pude verlo la noche en que me olvidé de poner el cerrojo de mi diminuto cuarto. Y allí, a la luz de la vela bajo la que me encontró rezando el segundo rosario, me leyó el más bello poema de amor jamás escrito. Dobló el papel y lo guardó en mi mano. Y después se fue dejando inconcluso para siempre, aquel segundo rosario.
Jesús continuó cultivando aquellas notas que parecían susurradas en su oído por algún ángel del cielo y aquella música dejó de envolver solo cada estancia de la casa y pasó a sonar rotunda en los grandes teatros del país, y aún así, cada noche, interrumpía mis oraciones para enviarme a los brazos de Morfeo con la más placentera sensación de cohibida felicidad. Noche tras noche, Sofía, noche tras noche durante siete años de mi vida.
Pero entonces, Sofía, entonces llegó el coche negro a la puerta de la casa aquella mañana y de él se bajó la futura y nueva Señora Nerias, hija de un adinerado marchante de arte y prometida, desde hacía cuatro años, del Señor Jesús.
Y no pienses, Sofía, no pienses que no sufrí y que no se retorció mi alma herida de muerte aquella mañana y todas las mañanas del resto de mi vida, porque sí lo hizo y lo sigue haciendo porque Sofía, cuatro años habían pasado desde el día en que él hizo entrega del anillo de su abuela a otra mujer que no era yo. Y sin embargo, sin embargo no me hizo llegar las cartas que tu abuelo, su amigo de la infancia, me escribía cada noche desde el primer día en que me vio, cogida de la mano de la Madre Ángeles, la mañana en la que me despedí de ella y del convento para siempre.
Pero nunca permitió mi corazón que me viera derramar una lágrima ni mis manos permitieron que volviera a interrumpir mis oraciones, pues ni una noche más olvidé pasar aquel cerrojo que jamás dudó ante las súplicas quedas del falso enamorado.
Y pasaron los fastos del festejo por el nuevo matrimonio y con ellos las sonatas y los poemas por debajo de la puerta que se tornaron en cartas de amor que cada día puntual, me hacía llegar el cartero. Poemas cuyo sentido yo no acertaba a comprender pues era tan distinto el tono, Sofía, tan distinto que mi pobre alma desgarrada no reconocía más que mentiras entre ornamentados cultismos y retóricas metáforas. Mas siempre firmaba con su primera inicial y una incansable pregunta: “¿Cuándo querrás ser el agua que reanime a este muerto de sed?”
Pero la vida es justa, es justa y quiso por ello el destino que la Señora Nerias abandonase este mundo en pos de uno mejor para mí, y fue ella misma la que recomendó mis servicios en casa de la Señora Valhondo, tu bisabuela Sofía, la primera Sofía y más sabia, si me lo permites decir.
Y quiso el destino que volvieran a mí cada noche los poemas de amor que interrumpían mis antiguos rosarios porque voy a confesarte, a confesarte que el Señor Jesús era diestro en el piano, más no con la pluma ni tampoco de espíritu, pues afanaba sin piedad las palabras que con tanto amor me escribía cada noche tu abuelo, quien además de maestro de las letras, lo fue también en discreción y paciencia, callando sus sospechas si con ello conseguía su amigo la felicidad que anhelaba. 
Y ya sabes el final, porque de hecho, tú estás aquí como digna heredera de tu abuelo, el más grande de los poetas que ha dado esta tierra. De modo, Sofía que no olvides nunca tus orígenes, que aunque repletos de bondad y de afectos, lo están también de humildad y trabajo; por ello Sofía, obliga a tu corazón a decidir, no entretengas al poeta mientras te decides por el boticario porque, Sofía, con todo mi amor te diré las únicas palabras que le dirigí al Señor Jesús en la única carta que le envié: “Agua que no has de beber, déjala correr”.

Fuente: http://arteantiguedades.blogspot.com.es

La Perra de Paulov: Blanca Izquierdo aterriza en Radiópolis

Blanca Izquierdo, mejor conocida como La Perra de Paulov, actual alumna del curso de iniciación del Taller de Escritura Creativa se estrena como locutora de radio en un programa homónimo que se transmite en Radiópolis. Aquí dejamos el enlace para que se suscriban al podcast. Desde aquí, querida Blanca, te deseamos la mejor de las suertes y vamos a estar muy pendientes de tu trabajo en la radio. ¡Enhorabuena!