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Sé un escritor, ¡ahora mismo!


Cuando se habla del arte y del trabajo del artista, la mayoría de la gente se pone nerviosa y se resiste: “el arte no me da de comer, y ahora mismo estoy ocupado. Tengo que ir a clase, estoy ocupado, debo llevar a mis hijos al colegio… no tengo tiempo para el arte.” Hay cientos de razones por las que no podemos ser artistas ahora mismo. ¿No les vienen a la cabeza? Hay tantas razones por las que no podemos serlo. De hecho no estamos seguros de por qué deberíamos serlo. ¿Por qué debemos ser artistas? Es más fácil encontrar razones por las que no deberíamos serlo. Y yo me pregunto, ¿por qué la gente se resiste instantáneamente a asociarse con el arte?


Así empieza otra gran conferencia en TED, está vez dictada por el novelista surcoreano Young-ha Kim. El título original de la conferencia es Sé un artista, ¡ahora mismo!, pero ya que se habla del arte desde la perspectiva del escritor, y que es bastante prudente en el contexto del blog donde se publica, he modificado ligeramente el título. La traducción fue echa por Emma Martínez Díaz. Yo me voy a permitir parafrasear y modificar ligeramente algunas frases para hacer más fluido el discurso. Aunque lo ideal es escuchar y ver al escritor impartiendo la charla, me permito compartir el texto de la misma en este post, para hacer más cómodo el consumo del discurso, puesto que escuchar y ver el vídeo, ya que está en un idioma ajeno, quizá es una experiencia más incómoda.

Quizá piensas que el arte es para la gente muy inteligente, continúa dicienco Young-ha Kim, o para los que han recibido una buena formación profesional. Y algunos quizá crean que se han alejado demasiado del arte. Puede que sea cierto, pero yo no lo creo.

Todos somos artistas. Si tienen hijos, saben de lo que hablo. Casi todo lo que hacen los niños es arte. Dibujan en las paredes con lápices de colores. Bailan una danza extraña y tenemos que escucharlos cantar. Puede que su arte sea algo que sólo sus padres soporten y como patrocina este arte todo el día la gente se cansa un poco con los niños. Los niños a veces representan pequeños dramas: jugar a la casita es, desde luego, una obra teatral. Y algunos críos, cuando crecen un poco, empiezan a mentir. Normalmente los padres se acuerdan de la primera vez que su hijo mintió. Se quedan atónitos. “Ahora veo cómo eres”, dice la madre y piensa: ¿por qué tuvo que parecerse a su padre? Le pregunta al niño: “Qué clase de persona serás?” Pero no deben preocuparse. El momento en el que los niños empiezan a mentir es cuando comienza la narración. Están hablando de cosas que no han visto. Es increíble. Un momento maravilloso. Los padres deberían celebrarlo. “¡Hurra. Mi hijo ha empezado por fin a mentir!” ¡Eso merece una celebración!


Por ejemplo, un niño dice: “Mamá, ¿adivina qué? Me encontré con un extraterrestre de camino a casa.” Y la madre típica responde: “Déjate de tonterías.” Pero un progenitor ideal sería el que le contestara algo así: “¿Sí? ¿Un extraterrestre? ¿Cómo era?, ¿te dijo algo? ¿Dónde te lo encontraste? ¿Ehhh?, ¿frente al supermercado?” Cuando tienes una conversación como esta, el niño tiene que pensar en algo qué decir para poder seguir lo que ha empezado. Y pronto se desarrolla una historia. Por supuesto es una historia infantil, pero tener que pensar en una frase tras otra es lo mismo que hace un escritor profesional como yo. En esencia, no es distinto.

Roland Barthes dijo una vez sobre las novelas de Flaubert: “Flaubert no escribió una novela, simplemente conectó una frase tras otra. El Eros entre líneas, esa es la esencia de la novela de Flaubert.” Es cierto, una novela es básicamente escribir una frase y luego, sin transgredir el alcance de ésta, escribir la siguiente. Y continúas conectándolas.

Consideren esta frase: “Cuando Gregorio Samsa despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.” Sí, es la primera frase de La metamorfosis, de Franz Kafka. Al escribir una frase tan injustificable como esta y continuar para poder justificarla, la obra de Kafka se convirtió en una obra maestra de la literatura contemporánea. Kafka no le enseñó su trabajo a su padre. No se llevaban bien. Escribió este libro completamente solo. Si lo hubiera hecho, su padre probablemente hubiese pensado: “Mi hijo se ha vuelto loco.” Y es cierto. El arte consiste en volverse un poco loco y justificar la siguiente frase, lo que no se diferencia mucho de lo que hace un niño.

Un niño que empieza a mentir ha dado su primer paso como narrador. Los niños crean arte. No se cansan y se divierten haciéndolo. Hace unos días fui a la isla e Jeju. A la mayoría de los niños, cuando van a la playa, les encanta jugar en el agua. Pero algunos pasan mucho tiempo en la arena, haciendo montañas y océanos… bueno océanos no, pero cosas distintas: gente, perros, etc. Y sus padres les dicen que las olas los destrozarán. En otras palabras, que es inútil. Un esfuerzo innecesario. Pero a los niños no les importa, se divierten y continuar jugando en la arena. No lo hacen porque alguien les haya mandado. Ni su jefe, ni nadie, simplemente lo hacen.

Cuando eran pequeños, seguro que pasaban tiempo disfrutando del placer del arte primitivo. cuando les pido a mis alumnos que escriban sobre su momento más feliz, muchos lo hacen sobre una experiencia artística que tuvieron de niños, como aprender a tocar el piano y tocar con un amigo a cuatro manos, o representar una sátira ridícula con sus amigos en la que parecían idiotas, cosas así. O en el momento que revelaron la primera película que grabaron con una cámara vieja. Hablan de este tipo de experiencias. Todos hemos tenido momentos así. Y en ese momento el arte no nos parece un trabajo, porque no es trabajo. El trabajo no nos hace felices, ¿verdad? Generalmente es arduo. El escritor francés Micheel Tournier tiene una frase conocida, algo pícara, de hecho: “El trabajo cansa, lo que es prueba de que va contra la naturaleza humana.” ¿Verdad? ¿Por qué habría de cansarnos el trabajo si fuese natural? El ocio no nos cansa. Podemos pasar toda la noche jugando. Si trabajamos de noche, tienen que pagarnos horas extras. ¿Por qué? Porque es agotador. Pero los niños normalmente crean arte para divertirse. Es un juego. No dibujan para vendérselo a un cliente, ni tocan el piano para ganar el sustento para la familia. Desde luego, hay niños que tuvieron que hacerlo.

Wolfgang Amadeus Mozart tuvo que recorrer toda Europa para ganar dinero para su familia, pero eso fue hace siglos, así que podemos considerarlo una excepción. Desgraciadamente, en algún momento nuestro arte, ese pasatiempo tan agradable, se acaba. Los niños tienen que ir al colegio, hacer los deberes y por supuesto ir a clases de piano y ballet, pero ya no son divertidas. Te obligan a ir y es muy competitivo. ¿Cómo puede ser divertido? Si estás en primaria y aún dibujas en las paredes, seguro que tu madre te regañará. Además, si continúas comportándote como un artista cuando creces, sentirás que la presión aumenta: la gente cuestionará tus actos y te pedirá que te comportes correctamente.

Esta es mi historia: cuando estaba en octavo curso, me inscribí en un concurso de dibujo en el colegio. Estaba haciéndolo lo mejor que podía y mi profesor se acercó y me preguntó: “¿Qué haces?” “Me estoy esmerando en hacer este dibujo”, dije. “¿Por qué usas sólo el color negro?” Era cierto, estaba coloreando ansiosamente el cuaderno de dibujo en negro. Le expliqué: “Es una noche oscura y hay un cuervo posado en una rama.” Y mi profesor contestó: “¿De verdad? Bueno, Young-ha, puede que no seas bueno en dibujo, pero tienes talento para la narración.” O eso es lo que me gustaría que me hubiese respondido. “¡Ahora verás, mocoso!”, fue la respuesta. “¡Te has metido en un buen lío!”, dijo. Supuestamente teníamos que dibujar el palaicio de Geyongbokgung, el Pabellón Gyeonghoeru, etc., pero yo estaba pintándolo todo en negro, así que me sacó del grupo. había muchas chicas, así que me sentí completamente mortificado. Mis explicaciones y excusas no sirvieron de nada y me llevé un buen castigo. Si hubiese sido un profesor ideal, hubiese respondido como les mencioné antes: “Puede que no tengas talento para dibujar, pero tienes un don para inventar historias.” Eso me habría animado a inventar historias. Pero es raro encontrar un profesor así.


Más adelante, cuando crecí y fui a los museos europeos (estaba en la universidad) y pensé que era muy injusto. Miren lo que encontré. [Se muestra una pintura completamente negra.] Obras como ésta estaban expuestas en Basilea mientras a mí me castigaban a estar de pie frente al palacio con el dibujo en la boca. Mírenlo, ¿no paree papel de empapelar? El arte contemporáneo, como descubrí más tarde, no se explica con una excusa pobre como la mía. No se inventa uno cuervos. La mayoría de las obras no tienen título. En cualquier caso, el arte contemporáneo del siglo XX consiste en hacer algo extraño y rellenar el vacío con explicaciones e interpretaciones, que es básicamente lo que hice yo. Por supuesto, mi trabajo era el de un aficionado, pero veamos otros ejemplos más conocidos. Esto es de Picasso. [Muestra la obra.] Insertó un manillar en un sillón y lo llamó “Cabeza de toro”. Suena convincente, ¿verdad? El siguiente es un urinario [muestra la obra], titulado “La fuente”. Este es de Duchamp. Así que, rellenar los vacíos entre una explicación y un acto extraño con historias: de eso se trata el arte contemporáneo. Picasso incluso afirmó: “No dibujo lo que veo, sino lo que pienso.” Sí, significa que yo no tenía por qué dibujar el Palacio de Geyeonghoeru. Desearía haber conocido esta cita de Picasso entonces, para poder defenderme ante mi profesor. Desgraciadamente, los pequeños artistas que llevamos dentro, son estrangulados antes de tener la oportunidad de luchar contra los opresores del arte. Se quedan encerrados. Esa es nuestra tragedia. Y, ¿qué pasa cuando se encierra, se destierra o se asesina a esos pequeños artistas? Nuestro deseo artístico desaparece. Queremos expresarnos, revelarnos, pero con el artista muerto, el deseo artístico se revela de una forma oscura.

En los karaokes, siempre hay alguien que canta “She´s gone” u “Hotel California”, haciendo que tocan la guitarra. Normalmente suenan fatal. Realmente mal. Algunos se convierten en loqueros de esa manera, otros bailan en discotecas. Gente que hubiese disfrutado contando historias acaban navegando por Internet toda la noche. Así el talento narrativo se acaba revelando en el lado oscuro. A veces vemos a padres más entusiasmados que sus hijos jugando con Legos o construyendo robots de plástico. Dicen: “No lo toques, papá de lo construirá.” El niño ha perdido el interés y está haciendo ya otra cosa, pero el padre construye castillos él solo. Esto demuestra que los impulsos artísticos que llevamos dentro se reprimen, no desaparecen. Pero a menudo pueden revelarse de una manera negativa, en forma de celos. ¿Cónocen la canción “I would love to be on TV” [“Me gustaría estar en la tele”]? ¿Por qué nos gusta? La televisión está llena de gente que ha hecho lo que nosotros hubiésemos querido pero nunca conseguimos hacer. Bailan, actúan, y cuanto más lo hacen, más elogios reciben. Así que empezamos a tener envidia. Nos convertimos en dictadores con un mando a distancia y empezamos a criticar a la gente de la tele. “No sabe actuar.” “¿A eso le llama cantar? ¡Desafina!” Decimos este tipo de cosas con facilidad. Estamos celosos, no porque seamos malos, sino porque tenemos pequeños artistas reprimidos dentro de nosotros. Eso es lo que pienso. ¿Qué deberíamos hacer entonces?

Tenemos que empezar a crear nuestro propio arte, inmediatamente. Ahora mismo, podemos apagar la tele, cerrar la sesión de Internet, levantarnos y empezar a hacer algo. En la escuela de arte dramático sonde doy clase, hay un curso de teatro en el que todos los alumnos tienen que representar una obra teatral. Sin embargo, quienes tienen interpretación como asignatura principal no pueden actuar. Pueden escribir la obra, por ejemplo, y los escritores pueden trabajar en arte escénico. Asimismo, los artistas escénicos pueden ser los actores, y así va la representación. Al principio, los alumnos se preguntan si serán capaces, pero luego se divierten. Es muy raro ver a alguien que no esté contento representando una obra. En clase, en el ejército o incluso en un psiquiátrico, una vez fuerzas a la gente a actuar, lo disfrutan. He visto esta situación en el ejército: muchos se divierten representando obras teatrales. 

Tengo otra experiencia que contar: durante mi clase de escritura, les doy a mis alumnos una tarea especial. Tengo alumnos como ustedes, en clase, muchos no se especializan en escribir. Algunos tienen grados en arte o música, y creen que no pueden escribir. Así que les doy unas hojas en blanco y un tema. Puede ser algo sencillo como: escriban sobre la peor experiencia que tuvieron en su infancia. Pero hay una condición: escribir sin parar. ¡Como locos! Camino por la clase y los animo: “¡vamos, vamos!” Tienen que escribir sin parar durante una o dos horas. Solo les doy cinco minutos para pensar. La razón por la que les hago escribir sin parar es porque cuando escribes despacio y te vienen montones de cosas a la cabeza, el diablo artístico se cuela a hurtadillas. Y te dará cientos de razones por las que no puedes escribir: la gente se reirá de ti, ¡esta redacción no es buena! ¿Qué clase de frase es esa? ¡Mira qué caligrafía! Te dirá muchas cosas. Tienes que ir deprisa para que el diablo no te pile. Las mejores redacciones que he visto en clase no son de las tareas con un plazo de entrega amplio, sino las de cuarenta o sesenta minutos en las que los alumnos escriben sin parar delante de mí con un lápiz. Entran en una especie de trance. Después de treinta o cuarenta minutos ya no saben ni lo que escriben. Y en ese momento, aparece el molesto diablo. Así que esto es lo que les digo: no son las cientos de razones por la que no podemos ser artistas, sino la única por la que debemos serlo la que nos convierte en artistas. El por qué no podemos ser algo no es lo importante. La mayoría de los artistas lo son por esa única razón. Cuando sacamos el diablo de nuestro corazón y empezamos a crear nuestro arte propio, los enemigos llegan desde fuera. En general, tienen la cara de nuestros padres. A veces se parecen a nuestras parejas, pero no son ni nuestros padres ni nuestras parejas. Son diablos. Diablos. Vinieron a la Tierra transformados brevemente para evitar que seamos artísticos, que nos convirtamos en artistas. Y tienen una pregunta mágica. Cuando decimos: “Creo que voy a intentar actuar, hay una escuela de arte dramático en el centro comunitario”, o “Me gustaría aprender canciones en italiano”, nos preguntan: “Ah, ¿sí?, ¿una obra?, ¿para qué?” La pregunta mágica es: “¿Para qué?” Pero el arte no es para algo. El arte es el objetivo final. Salva nuestras almas y hace que vivamos más felices. Nos ayuda a expresarnos y a ser felices sin la ayuda del alcohol o las drogas. Así que la respuesta a una pregunta tan práctica como esta es (tenemos que ser atrevidos): “Bueno, para divertirme. Lo siento por pasarlo bien sin ti.” Es lo que deberías decir. “Voy a hacerlo de todas formas.”

Imagino un futuro ideal donde todos tenemos múltiples identidades, por lo menos una de las cuales es la de un artista. Una vez en Nueva York me subí en el asiento trasero de un taxi, y justo allí mismo había algo relacionado con una obra de teatro. Así que le pregunté al taxista: “¿Qué es esto?” Me dijo que era su perfil. “¿A qué te dedicas entonces?”, le pregunté. “Soy actor”, me contestó. Era taxista y actor. Le pregunté: “¿qué papeles haces normalmente?” Muy orgulloso, me dijo que hacía del rey Lear. El rey Lear. “¿Quién puede decirme quién soy?” …una gran línea del rey Lear. Ese es el mundo con el que sueño. alguien que es golfista de día y escritor de noche. O taxista y actor, banquero y pintor, que cree su propio arte, en público o en privado.

En 1990, Martha Graham, la leyenda de la danza moderna, vino a Corea. La gran artista, que ya pasaba de los noventa años, llegó al aeropuerto de Gimpo y un reportero le hizo una pregunta típica: “¿Qué haya que hacer para convertirse en una gran bailarina?” ¿Algún consejo para los aspirantes coreanos a bailarines?” Era una maestra. En 1948 ya era una artista aclamada. En 1990, le hicieron la pregunta. Y ella contestó: “Sólo hazlo.” ¡Vaya! Me emocioné. Sólo eso y se fue del aeropuerto. Eso es todo. Así que, ¿qué hacemos ahora?

Seamos artistas, ahora mismo. Sin más demora. ¿Cómo? ¡Sólo hazlo!


Transcripción y parafraseo: Israel Pintor.

Cómo la creatividad sobrevive al fracaso

Me acabo de encontrar con la más reciente ponencia de Elizabeth Gilbert en los famosos congresos TED. Hace algún tiempo compartí en este blog aquella conferencia breve en la que la autora del bestseller Come, reza, ama, habló sobre la cualidad elusiva que tiene el genio creativo. La más nueva de sus aportaciones en TED sigue teniendo relación con la creatividad, y expone una idea estupenda sobre la posibilidad de sobrevivir al fracaso, o al éxito (pues también se puede sucumbir ante él, por paradójico que suene). 

Todos sabemos ya quién es Elizabeth Gilbert y probablemente hayamos ido al cine a ver la adaptación de su novela más popular, protagonizada por Julia Roberts. No es de extrañar, entonces, que habiendo conseguido tanto éxito en su carrera profesional con la novela Come, reza, ama, que Gilbert se haya sentido abrumada y al borde de sucumbir ante la abrumadora presión del éxito, que explica, ha condicionado su manera de enfrentarse a la escritura enfundándole el miedo de no volver a escribir un libro tan exitoso como la citada novela. Ella, que tiene un sentido del humor bastante agradable, por irónico, explica que las tenía todas de perder, fuera como fuera, pues al obtener tanto éxito con la novela, había muchísimas personas que la admiraban y apoyaban su trabajo, tantas como personas que la odiaban y deseaban que no volviera a escribir. Si escribía un libro que no fuera tan bueno como la novela Come, reza, ama, decepcionaría a toda la gente que la admiraba, y si escribía un libro cualquiera, aunque no fuera tan bueno, decepcionaría a toda la gente que la odia porque les recordaría que sigue viva y escribiendo libros.


Esta circunstancia mantuvo a la autora sumida en una especie de letargo creativo en el que fue minando su confianza y durante el cual no consiguió nada más que rechazos editoriales. Sí, ella, que es una de las autores más vendidas de los últimos años. Todo ello la llevó a plantear la siguiente idea (lo que a mí me hace pensar en el valor de esos momentos de la vida que no son necesariamente simpáticos, pero de los que se aprende mucho): “tu casa es eso que amas más de lo que te amas a ti mismo.”


Desarrollo: con el paso de los años, posteriores a la publicación de su exitosa novela, Gilbert recorrió largos caminos en direcciones contrarias, primero hacia el éxito, luego hacia el fracaso. Destinos a los que las personas llegamos tarde o temprano, sitios que siempre nos hacen salir de casa (es decir, dejar ese espacio en el que hacemos lo que más amamos). La casa es para Gilbert ese espacio personal y metafórico en el que las personas se atreven a dedicarse a lo que verdaderamente les gusta y apasiona, en su caso, como probablemente sea en el tuyo, se trata de la escritura. Así, Gilbert se alejó de casa para llegar al éxito o al fracaso. Algo que hacemos todos, en realidad. Y no hace falta ser un autor súper ventas para entender la idea que plantea la escritora. Todos hemos recorrido esas sendas y alcanzado el éxito y el fracaso. Y lo más probable es que hayamos fracasado muchas más veces de las que hemos tenido éxito. La vida es así, un cúmulo considerable de fracasos que, tarde o temprano, nos llevan al éxito.

Pues bien, el planteamiento de Gilbert se completa cuando dice que es posible superar el éxito o el fracaso, es decir, que es posible sobrevivir a cualquiera de dichas circunstancias cuando alguna de éstas se convierte en un obstáculo que nos impide seguir adelante, en la medida en que consigas volver a casa. Si tu casa es la escritura, como en su caso, para que el éxito o el fracaso (sobre todo éste último, que puede ser más perjudicial) no se conviertan en un obstáculo para que sigas creciendo y desarrollándote, bastará con que vuelvas a casa y te refugies en ella un tiempo, fomentando tu talento.

Fuera de casa, explica la autora, siempre estaremos expuestos a tormentas, vientos huracanados, relámpagos, o agradables días de sol y viento suave. Como sea, estaremos expuestos. Sólo en casa estamos a salvo y no podrá afectarnos igual el clima del exterior. Si no olvidamos nunca dónde está nuestra casa, podremos volver a ella, sin importar dónde estemos. Por supuesto, no conseguiremos nada quedándonos en casa, hay que salir y explorar la vida, el mundo. En el proceso nos acercaremos hacia el éxito o el fracaso, indistintamente. Y si no olvidamos cuál es nuestro hogar, a dónde podemos volver en caso necesario, tendremos la certeza de que sobreviviremos y podremos seguir siendo creativos en el fomento de nuestros talentos, teniendo la sensata madurez de reconocer que no todo lo que hagamos será exitoso, ni tampoco todo lo que hagamos será un rotundo fracaso. Algunos de nuestros escritos serán mejores, otros peores, pero si sabes cuál es tu pasión y amas esa pasión más de lo que te amas a ti mismo, tienes asegurada la supervivencia en tu campo y yo diría que también tienes más posibilidades de alcanzar el éxito con más frecuencia.


Israel Pintor.


Publicaciones de alumnos del Taller de Escritura Creativa


En el aula del Taller de Escritura Creativa se han fraguado y trabajado muchos de estos proyectos editoriales que hoy son una realidad. Conócelos y apoya a sus autores.


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Dodecaedro, Antonia Hierro.
Sinopsis: Hortensia Salazar, una antigua fiscal sevillana que trabaja como asesora del Presidente del Congreso de los Diputados, es pasional, decidida, desenfadada y experta en técnicas de combate.
Adicta al trabajo y a los tacones. Tiene una complicada vida sentimental a sus espaldas, pero en la actualidad solo quiere llevar una vida normal y compartirla con el hombre que ama, algo que le va a resultar muy difícil, pues no ha dejado de investigar el último caso que dejó pendiente cuando abandonó la fiscalía.
En la España del momento, con la crisis económica, la prima de riesgo, el laberinto de la deuda, las tensiones territoriales y ETA en pleno proceso de paz, Hortensia se verá envuelta en una trama de corrupción política y económica, cuyo alcance desconoce pero que amenaza con hacer saltar por los aires las estructuras del país. Será entonces cuando comprenderá el valor de su extraña y compleja familia y lo relativo que es el concepto de normalidad.

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I love the Welfare State. Los ciudadanos por encima de los mercados, Luis Ángel Herrero, Antonia Hierro y Pedro Atienza
Sinopsis: Afirma Robert Skidelsky, el biógrafo de Keynes, que la crisis actual ha revelado un gran vacío ideológico y teórico en el lugar que antes ocupaba el desafío de la izquierda. I love the Welfare State. Los ciudadanos por encima de los mercados es precisamente lo que echa de menos Skidelsky: un desafío desde la izquierda. 
El lector podrá encontrar en esta obra un sinfín de propuestas planteadas desde una percepción de la política profundamente democrática, una perspectiva de la crisis económica claramente keynesiana y una vocación permanente por la justicia social.
Los autores no escatiman en desafíos: cambiar los Tratados de la Unión Europea, modificar la Constitución Española, cambiar la política monetaria europea, acabar con la especulación financiera, pasar de una democracia representativa a un sistema basado en la democracia directa, democratizar los partidos políticos… En definitiva, un proyecto imaginativo y desafiante, de cambio político y económico para Europa y para España.
Con seguridad este libro no le dejará indiferente.

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Cada quien su cuento, Varios autores
"La personalidad de cada uno de los autores en esta antología es diversa y atrayente. Lo que las une es el ímpetu creador y la frescura propia del autor novel. El mérito de este libro de historias no es sólo que entretiene y divierte, no. Su mérito está en su capacidad para contagiar al lector con la pasión por la escritura, a través de la lectura. La premisa de estos textos se encuentra en el principio mismo de escribir Cada quien su cuento, donde resalta el ingenio personal de autor. No en vano es éste el primer libro publicado por el Taller de Escritura Creativa, un espacio de formación para escritores en toda regla." Israel Pintor.
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El atardecer sin mí (IBEROAMÉRCIA EBOOKS, 2015), Agustín López-Raya
Sinopsis: “Podría decirse que Agustín, el protagonista de esta novela de corte autobiográfico, es un hombre común. Trabaja, tiene una casa, una familia. Y como a cualquiera podría suceder, un día Agustín recibe una mala noticia: sufre una insuficiencia renal y para salvar la vida, necesita someterse a un trasplante de riñón.
El atardecer sin mí cuenta la aventura de Agustín en busca de ese riñón que le salvará la vida. Lo curioso de esa búsqueda y de las dificultades que se le interpondrán, es que tienen lugar en las profundidades de sus pensamientos y en el núcleo de su propia familia. Una familia comandada por un personaje poderoso en la obra: tía Fabiola. Esta es una novela que habla de la capacidad de un hombre para alcanzar sus objetivos y la fuerza con que los busca, que en el caso de Agustín es tan alta y egoísta que lo aplasta todo, principalmente a su familia, así este drama, sensiblerías aparte, trata sobre el valor de la familia y muestra cómo se puede ir de la autorrealización a la supervivencia, experimentando una transformación interna.
Escrita con un estilo directo y ágil, ésta novela no se lee, se bebe. Es capaz de emocionarte. Y eso, para un autor novel, es un gran mérito.” Israel Pintor, Taller de Escritura Creativa.


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Escocia misteriosa. Guía secreta (Editorial Almuzara, 2014), Manuel Jesús Palma Roldán.
Sinopsis:  Este es un libro para aquellos a los que les apasione el misterio, y para los enamorados de Escocia y de todo lo que representa. Esta bella tierra tiene mucho que ofrecer además de sus leyendas y sus historias de fantasmas. Un país con una gastronomía espectacular, con tal variedad de paisajes que gustará tanto a los que busquen hermosas playas como a los que prefieran naturaleza en estado puro. Escocia lo tiene todo. Pero es su carácter mágico y legendario lo que realmente la hace especial. Con un pasado bañado en sangre y lucha, su historia está colmada de leyendas oscuras, de personajes malvados y casi demoníacos. Las mismas calles de Edimburgo están repletas de esas almas en pena, desde el castillo hasta South Bridge. Almas que siguen vagando por los oscuros y tenebrosos callejones, con un dolor tan grande que las ha mantenido en este mundo, incluso después de pasar el umbral… Puede que estés leyendo esto y seas escéptico. Que pienses que es imposible encontrarse con un ente fantasmagórico en un castillo, o que tomes como broma la existencia de una criatura desconocida en el Lago Ness. Pero una vez allí, el misterio se vuelve parte del paisaje. Esa es la verdadera magia de Escocia, convencernos de que, más allá de todo lo que podemos ver y explicar, hay un mundo entero de fenómenos, criaturas y seres que, reales o no, están ahí. Escocia y el misterio. Combinados en este libro, es como pisar por primera vez aquella hermosa tierra. Acompaña al autor por los angostos callejones de la encantada Edimburgo, por las galerías de los misteriosos y mágicos castillos, volando en busca de las leyendas, de las criaturas imposibles, de los visitantes que llegan desde el cielo… ¿Te atreves? Si algo es seguro, es que resultará un viaje inolvidable.

El ropero de las mujeres, Manolo Martínez
Sinopsis: El autor reúne en este libro sus colaboraciones en la prensa local y algunos cuentos y poemas. Un batiburrillo donde conviven reflexiones sobre temas triviales, con la opinión sobre serios asuntos locales y de otros ámbitos, de carácter social, político y cultural; en el que dibuja con soltura, humor e ironía, perfiles de entrañables personajes de Carmona, compone melancólicas descripciones de escenarios de su ciudad natal, o hace reseñas literarias y cómicas instantáneas de la vida cotidiana.

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Rumbo a Gaia (Edimáter, 2010), Antonia María Carrascal
Sinopsis: Clara conduce enfadada por una carretera costera, hasta de una vida monótona a la que no encuentra sentido.
Cuando una ola descomunal salta el malecón y empuja su coche volcándolo, Clara observa sus pies atrapados, mientras su conciencia se sume en un mundo de tinieblas que pronto desaparecerán para mostrarle vivamente las razones de su vida, que hasta ese momento no comprendía.
¿Hacia dónde apunta la flecha que señala el lugar y el tiempo en que se entremezclan la realidad y el ensueño?
Una novela de tema original y gran ternura que abre una puerta de comprensión a la razón de cada vida y a los acontecimientos que se desenvuelven en ella, pues todos tienen una razón de ser, y sólo a través de las experiencias es posible la evolución.
A lo largo de toda la obra está presente el valor de la Vida en toda su dimensión.

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El hombre que te habita (Edílica, 2014), Antonia María Carrascal
Sinopsis: El hombre que te habita devela el grito de muchos; devela un estallido de conciencia poética de acusado civismo ambientalista que no deja, sin embargo, de ser esa voz certera que engrana en su conjunto un texto de probado lirismo.
Antonia María Carrascal transita en su libro por la vida mancillada de un mundo no salvado aún y necesitado de ese Hombre Nuevo que revisita en sus versos, ya sea mediante sonetos de sobria factura o a través de la versificación libre, despojada de oscurantismos metafóricos o hermetismos insulsos.

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Recuentos, Marisol Herrera
Sinopsis: Si metemos en una maleta cuadrada, de cuero, de las antiguas, nuestros recuerdos de infancia, nuestros amores posibles e imposibles, una pizca de mordacidad, un tanto de estupor, varios litros de ternura, un pellizco de socarronería, mucho arte y mucho amor y la ponemos en ese tren traquetean que llamamos vida, al abrir la maleta obtendremos exactamente lo mismo que al abrir este libro que Marisol Herrera Rodríguez nos ofrece, destapando las esencias de sus relatos y microrrelatos para deleite de nuestra alma.

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TEMPUS EST DOMUM IRE. Es hora de volver al hogar (Ediciones Ende, 2013), Adela Llerena
Sinopsis: “Ángela Granados Luque, de treinta y cinco años, soltera y sin pretensiones de dejar de serlo, promiscua, agnóstica recalcitrante, fumadora, bebedora empedernida y adicta al trabajo...”, comienza a tener sueños o visiones con repercusiones en su vida cotidiana.
Además del desconcierto que esto le produce, su vida y relaciones comienzan a tener un sentido diferente.
Se ha dicho de esta obra: “Es entretenida, ágil y de muy fácil lectura. La trama es atractiva y absorbente. Y se trasmiten con asombrosa simplicidad asuntos y temas de enorme enjundia consciencial.” Emilio Carrillo.


El proceso de escribir El atardecer sin mí en el Taller de Escritura Creativa

Agustín López-Raya, autor de la novela El atardecer sin mí, publicada por IBEROAMÉRICA EBOOKS; e Israel Pintor, coordinador del Taller de Escritura Creativa, se dan a la tarea de hablar sobre cómo fue el proceso de construir la historia y escribir la novela dentro del Coaching Literario.


Échate un selfie en el bus y consigue 20% de descuento para entrar al Taller de Escritura Creativa



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Bases y dinámica:
1. Promoción válida hasta el 2 de octubre 2015 para nuevos alumnos.
2. Puede participar cualquier persona interesada en entrar al TEC.
3. Móntate en cualquier bus de de la red de autobuses urbanos de Sevilla (TUSSAM), de miércoles a viernes, y échate un selfie, asegurándote de capturar al fondo el anuncio del TEC que aparece en las pantallas del bus.
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5. Rellena el formulario de inscripción; indica que conociste el TEC a través del Autobús TUSSAM.

¡Bienvenido!